Cuando estamos en un proceso tesístico múltiples conocidos, amigos, familiares, profesores, o compañeros, llegan a preguntarnos sobre cuál es nuestro tema, cómo lo vamos a abordar, cuándo o dónde se va realizar la investigación, e incluso si necesitamos ayuda para hacerlo.
Sin embargo, hay un detalle que pasa desapercibido por quienes jamás han vivido algo similar. Nos referimos a el por qué decidimos hacerlo, qué tiene que ver nuestro tema con nuestra vida misma.
Porque siempre, sin excepción, cuando un tesísta decide invertir su tiempo, energía, dinero, y un fragmento de su vida para hacer una tesis, es porque el tema de alguna u otra forma tiene un impacto en su vida.
Ya sean por fines laborales o académicos, pero siempre hay una implicación emocional, un impulso de ánimo que nos decanta por plantearnos terminar la tesis.
Tener presente en todo momento ese valor agregado nos permitirá cumplir nuestros objetivos, pues en todo momento somos conscientes de que estamos realizando un proyecto apasionadamente.
Ser conscientes de nuestro vínculo emocional con el proyecto y unos objetivos claros nos permite hacer #MasQueUnaTesis.
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